
Todos conocemos el caso de Flappy Bird, un juego extremadamente atractivo y para la mayoría complicado que fue un auténtico boom en las tiendas de aplicaciones desde el momento en que empezó a conocerse por las redes sociales. De la misma manera llega Timberman, un juego igualmente infinito en el que somos un leñador que va cortando el tronco de los árboles y tiene que evitar ser alcanzado por las ramas que van descendiendo a causa de los cortes, cambiando de un lado a otro. La dificultad radica en que el ritmo va aumentando, y cada vez se hace más complicado evitar las ramas.